Los ‘daños colaterales’ debilitan la reputación de la coalición en su combate contra Estado Islámico

  • Los civiles muertos durante los bombardeos contra IS manchan la imagen de Occidente

  • En cinco meses de intervención aérea en Siria han muerto casi 50 civiles

     

    Un hombre, junto a un grafiti en el que se lee 'Alá es grande', en Duma (cerca de Damasco). B. KHABIEH REUTERS
    Un hombre, junto a un grafiti en el que se lee ‘Alá es grande’, en Duma (cerca de Damasco). B. KHABIEH REUTERS

    Los bombardeos de la alianza internacional sobre Siria amenazan con alienar a ciudadanos que, hastiados de los ataques sufridos a manos de las fuerzas de Bashar Asad, contemplan cómo Occidente ignora al régimen y sólo se centra en derrotar al Estado Islámico (IS). A este disgusto se suman los llamados “daños colaterales” de su intervención aérea armada, que ya han matado casi 50 civiles en cinco meses de ofensiva sobre Siria.

    “Estados Unidos y la Unión Europea han sido incapaces de ayudar a los sirios en tres años de guerra, y con cientos de miles de muertos, pero acudieron al socorro de los kurdos de [la ciudad fronteriza siria de] Kobane en horas”, lamenta a EL MUNDO.es un joven apodado Yazan Homsi. Oriundo de Homs, urbe asediada en el pasado por las tropas damascenas, Homsi se queja de que Occidente haya apostado por defender la causa autonomista kurdo siria -proclamada tras el repliegue estratégico de las tropas oficialistas de sus zonas norteñas en 2012- y haya olvidado a otros maltratados por el régimen.

    La Coalición Nacional Siria, principal órgano opositor en el exilio, ha criticado reiteradamente que Occidente se centre sólo en el IS y no en Damasco, al que consideran origen del problema yihadista. Lo mismo piensa Turquía, que se resiste a implicarse más en la coalición anti IS hasta que se garantice un plan sólido para tumbar el gobierno de Asad.

    Rechazo a Occidente

    El Centro de Documentación de Violaciones en Siria, basado en Estambul, ha indicado que entre las víctimas mortales de la coalición hay dos mujeres y 14 niños. En Irak, los ataques del frente internacional han producido también varias decenas de muertos. Lafrustración ante esta tragedia es tal que, de acuerdo con lo publicado recientemente la cabecera estadounidense ‘The New York Times’, civiles de Raqqa empiezan a preferir al IS antes que a ese Oeste que dice ser su salvador.

    Raqqa, en el norte de Siria, es desde mediados del año pasado la capital de facto del ‘califato’ proclamado por el IS, que se extiende desde allí hasta Mosul, en Irak. La organización que lidera el ‘califa’ Abu Bakr Bagdadi restableció redes eléctricas y resolvió el abastecimiento de los mercados al coste de la imposición de la sharia, la restrictiva ley religiosa.

    Para algunos vecinos, especialmente para los conservadores, es unprecio justo. Para otros críticos, tanto con Asad como con el IS, el pan no lo es todo. “También con Bashar Asad había comida y seguridad, pero aun así la gente se alzó en su contra”, explica a este periódico, desde Raqqa, Abu Mohamed. Cuenta que “son pocos” a quienes gusta esa organización. “Cierto que no hay ladrón a salvo, pero no hay esa libertad por la que la gente luchó”, enfatiza.

    No hay tregua a disidencias. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, el IS ha matado a más de 1.400 sirios fuera del campo de batalla. Llegó a ejecutar a un niño por fotografiar su cuartel. Y a otro por insultar al profeta Mahoma. Las lapidaciones son pan diario. A pesar del miedo reinante, Abu Mohammed, junto a sus colegas, se juega la vida organizando protestas en secreto y convenciendo con panfletos a sus vecinos de la inconveniencia del IS (“perdimos a nuestro amigo Mutaz”).

    Un idilio que se resquebraja

    En Irak este conflicto está encauzado de otro modo. El Estado Islámico monopolizó, a finales de 2013, un levantamiento civil mayormente musulmán suní contra el entonces primer ministro chií Nuri Maliki. Pero el idilio entre los yihadistas y los iraquíes hartos con el ejecutivo empieza a resquebrajarse tras el cambio de gobierno en Bagdad y debido a la brutalidad del IS con los clanes suníes que rechazan su imperio.

    La campaña de ataques a los yihadistas ha traído consigo, además de muertes de civiles, daños en infraestructuras y subida del importe de los productos. “La gente no quiere que los poderes foráneos ataquen”, denuncia Jalid Farhan, un residente de Raqqa. Abu Mohammed, por su parte matiza que “la gente preferiría que la alianza atacara también al IS”.

    Abu Omar Lila, portavoz del Ejército Libre de Siria (ELS) ha confesado su temor a que “el IS use a los civiles de escudos humanos” para instrumentalizar esas muertes. “Los bombardeos de la alianzaperjudican a los ciudadanos de Raqqa, pero no podemos afirmar que eso esté poniendo a la mayoría de gente en Raqqa a favor del IS”, opina en declaraciones a EL MUNDO.es Aymenn Jawad Tamimi, un reputado investigador sobre yihadismo.

    Yazan Homsi cree que el appeal por el IS y el incipiente odio a Occidente latente en algunos sirios no tiene base ideológica sino que se trata de un gusto visceral. “Cuando América empezó a enviar armas a los rebeldes, la ciudadanía se creyó su apoyo. Puedo asegurarte que, a estas alturas, incluso si Israel decidiese ayudarnos a combatir a Asad, a la gente le gustaría ese país”.

    Source : http://www.elmundo.es/internacional/2014/12/15/548db3aeca47418e1f8b4575.html